Todos hemos escuchado y escuchamos cada vez más a menudo lo importante y beneficioso que resulta iniciar esta rutina para nuestras vidas, pero es difícil explicar cuáles son los beneficios que recibes hasta que no los experimentas por ti mismo. En mi caso cuando me preguntan qué se siente cuando meditas, siempre pongo este ejemplo que me parece bastante sencillo de entender.
Cuando hacemos deporte, no pasamos de la noche a la mañana a tener un cuerpo físico mejor, ni notas los cambios inherentes a ello en un día. Cuando incluyes deporte de cualquier tipo en tu rutina, comienzas poco a poco a sentir todos los beneficios que conlleva, mentalmente estás más despejado, tu cuerpo está más oxigenado y flexible, mejora tu postura, tienes más energía, etc. Con la meditación pasa un poco lo mismo, al principio te sientas ahí y te pasas el rato pensando en tus cosas y poco a poco eres cada vez más consciente de cómo tus pensamientos funcionan, observándolos.
Al tiempo de incluir esta rutina en tu vida, lo que ocurre es que durante el día también sientes que mejora tu energía, tu postura, tu forma de respirar y sobre todo tu flujo mental es más controlado, eres capaz de regresar al aquí y ahora con mayor facilidad. Obviamente yo no soy ninguna experta en esto de la meditación, ni siquiera sigo un método concreto, mi único método ha sido la constancia. Tratar de regalarme unos minutos al día en silencio, sentada en el suelo, con las piernas cruzadas y la espalda recta, sin ningún otro estímulo que me robara la atención de mirar hacia dentro de mi cuerpo. Concentrándome en la respiración, paseando por cada parte de mi cuerpo y sintiendo cómo el oxígeno hace su trabajo y llena de vida cada uno de mis órganos, agradeciendo.
Los pensamientos van y vienen, eso es así, al menos para mí. Pero he aprendido a observarlos, a darme cuenta de cuál es mi discurso interior, si tengo más pensamientos positivos, negativos, etc. Gracias a esto he sido capaz de cambiar ciertos pensamientos automáticos como los reproches hacia mí misma o las muchas exigencias que me repetía constantemente.
Los pensamientos son realmente los que gobiernan nuestra vida, son ellos los que generan nuestras emociones y son nuestras emociones las que tiñen de color nuestras experiencias. Manteniendo un nivel de pensamiento lo más positivo posible, cuidando de los mensajes que nos enviamos y fomentando nuestra autoestima a través de ejercicios de meditación, poco a poco vamos cambiando esos mensajes, nos permitimos ser dueños de aquello que pensamos y así vamos moldeando nuestra realidad.
La meditación no es algo para lo que hay que estar preparado, ni tampoco es algo que necesitemos imperiosamente que alguien nos enseñe. A veces lo más sencillo es lo que nos parece más difícil. Lo primero que tenemos que hacer es simplemente eso, hacer. Primero está el deseo de hacer algo y ese deseo es el impulso necesario para llevarlo al siguiente paso, la acción en sí misma. Si no sabes por dónde empezar, comienza por descubrir algunos maestros en Youtube, en Google o en aplicaciones más concretas como Gaia, donde vas a encontrar un montón de información. Yo he ido navegando por varias opciones y ahora simplemente medito en silencio con una aplicación para el móvil que se llama Mindfulness y que propone varios tipos de meditaciones tanto guiadas como en silencio.
Como te he dicho antes, yo no soy ninguna experta en esto y quizás para ti funcione mejor acudir a algún tipo de taller para aprender primero de la mano de alguien experto. En mi caso, gracias a la práctica de yoga he ido aprendiendo poco a poco de varias personas y finalmente me he dado cuenta de que la clave está en hacerlo todos los días, aunque sean 10 minutos, 5 minutos, no importa. La práctica es fundamental para adquirir una experiencia personal más allá de la teoría y, sobre todo, poder sentir los múltiples beneficios que conlleva. Del mismo modo que con el deporte, hay miles de prácticas de meditación diferentes, puedes probar varias hasta encontrar la que más se adapte a ti o ir cambiando según vas avanzando, pero insisto, lo más importante de todo es HACERLO. Espero que este texto te anime a probar y si entras en este camino me encantará escuchar lo que descubras. Si eres de los que ya estás en él, también me encantaría escuchar tu experiencia y que todos podamos aprender de todos.
NAMASTÉ